En una de esas innumerables visitas a la televisión por cable, me topé con un programa sobre los sucesos de la Segunda Guerra Mundial. En ellos, constantemente, se exponen temáticas del desplazamiento bélico que demostró Alemania y con ello se configuran los episodios de la invasión a Europa.
Uno de los objetivos primordiales, sin lugar a dudas, debió ser la caja fuerte del viejo continente; sin embargo, Suiza no sufrió el asedio del Ejército alemán, ya que los factores se conjugaron a favor de la helvética nación: Territorio, clima y capacidad de respuesta fueron los agentes que completaron su defensa, a lo Sun Tzu. (El que gana un combate es fuerte, el que vence antes de combatir es poderoso. La verdadera sabiduría es vencer sin combatir)
Ese es el poder que debemos representar en Chile. Sin discusión, las ramas de la defensa nacional deben estar dotadas del mejor y más convincente poder disuasivo, ante cualquier amenaza externa que se configure en contra de nosotros. Sin dudarlo, hoy es imperativo que demostremos el comienzo de esa gran fortaleza.
En el futuro, las distorsiones serán más complejas y dinámicas. Si ésta nación se abre paso entre sus vecinos y luego entre los de éste planeta, seremos un blanco el cual no debe mostrar signos de debilidad, en ninguna zona y en especial en nuestras alas castrenses.
Espero que el harakiri, que nos obligaron a realizar, comience a cerrarse y con ello el odio interno pase a cohesión y entendimiento. Necesitamos avanzar en nuestras empresas y el factor defensa debe tener supremacía.
Héctor S. Quijada Olguín
100% hombre chileno
En Santiago de Chile
jueves, 01 de diciembre de 2005
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