Yo Héctor Quijada Olguín (nacido en ésta tierra y criado por un par de progenitores, que vieron nacer sus esperanzas bajo la dirección y administración que emprendía un país completo, entre los años 1973 y 1991), doy gracias a quienes estuvieron a la cabeza de la nación mientras el enemigo era difuso, complejo y gigante.
Se pueden argumentar tantos y tantas variables, hoy en día, que solamente un discurso coherente podría iluminarnos para ver las reales consecuencia que provocaron el Chile de hoy y del mañana. No obstante, en la limitada vida que tiene un chileno como yo, el agradecimiento primero es a mi Creador y a sus creaciones; argumentando que las entidades castrenses son, por esencia y presencia, mundos de él.
Espero que continúen su senda del progreso. Que reflejen aún más su poderío bélico, con el propósito de mantener ésta tierra al resguardo de todos los ataques de cualquier extranjero. Hoy, la guerra debe vivirse y escribirse en singulares territorios y espero que Chile, “-mi querido país-”, esté preparado para combatir con todo, en los futuros campos de batalla que se le avecinan.
Nuestra nación, en las condiciones que está, es gracias y desgracias a los enfrentamientos que nuestro ejército, para con todos los frentes, ha tenido que combatir. Debiéndoles demostrar una infinita admiración y agradecimiento, al ver que dominan con creces una vasta experticia del fenómeno político que, constantemente en el tiempo, tienden sin vacilación a enfrentar.
Hago ésta escritura con el único propósito de revindicar a mi progenitor, el cual siempre ha estado del lado de su razón y esa condición no claudicará en el tiempo. Siendo yo el primero en respetarlo, dado que soy su hijo y de todas las bien aventurazas que el me procuró; ocurridas éstas porque el mundo y su nación fueron liberados, para él, entre 1973 y 1991.Atte.
HSQO
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